lunes, 17 de septiembre de 2007

Me molesta que los hombres que van al baño a orinar no le jalan a la perilla de la taza o el mingitorio, en espacios públicos. Me parece un acto descortés, sobre todo si vives en familia, con pareja, o compartiendo departamento. Y desde luego es de mala educación en lugares donde el servicio es para todos.

–Difícilmente encuentras gente decente. La norma es lo contrario: los hombres mean parados, chorrean el espacio, ni siquiera levantan la tapadera del baño en su casa y, desde luego, muchos no se lavan las manos. En un sanitario público nadie se siente obligado a ser pulcro.

–Es inexplicable esa actitud cuando conocemos la pulcritud de las mujeres en el tema. Obligadas a hacer del uno o del dos, sentadas, no se entiende que no hayan enseñado a sus hijos varones la elementalidad civil de mear con cierta limpieza sanitaria.

–¿Sabes que en buena parte de Europa existe la norma no escrita de que todos, hombres o mujeres, orinan sentados? Una regla que está llevando a la limpieza de esos espacios tan privados. Una educación que las madres imponen en la familia y que poco a poco cobra fuerza civilizatoria.

Braulio Peralta

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