Para que la filosofía no responda simplemente a pura pedantería o esnobismo, en mi opinión creo que ha de nacer de los fracasos personales. A todos algún día nos pasa algo que nos convierte en filósofos: la muerte de un ser querido, el fracaso de un proyecto profesional, la derrota de una esperanza política. Al que le va todo bien, no ha terminado de ponerse a pensar nunca, porque no le hace falta: las cosas le van sobre ruedas y no piensa. Pensamos cuando de pronto algo no funciona, cuando algo nos despierta. Una pesadilla nos puede ayudar a pensar. Así pues, quien recurre a la filosofía es el que está estremecido por un fracaso, por una derrota, por un horror.
La filosofía es la herramienta que nos permite cuestionarnos.
Fernando Savater
La aventura de pensar.