El día de hoy les
comparto un breve documento publicado por un buen amigo mío, profesor de
Filosofía del Derecho en Bucaramanga, Colombia, quien actualmente cursa el
doctorado en la Universidad Austral de Buenos Aires.
Enseguida el texto.
La lógica de la protesta.
Juan
Pablo Sterling Casas
No
quiero generalizar, pero hay algo claro: este país es un círculo vicioso de
odio, violencia y resentimiento. Quizás por eso llevamos más de 60 años en
guerra que no terminará jamás (recordemos a Fernando Vallejo: "Colombia es
un desastre sin remedio. Máteme a todos los de las FARC, a los paramilitares,
los curas, los narcos y los políticos, y el mal sigue: quedan los
colombianos"). Es esa falta de tolerancia la que nos lleva a la
autodestrucción. Ayer me dirigía a casa, por la 27 un grupo de personas
bloqueaba la vía, me acerco y amablemente le manifiesto a uno de los que
bloquean que yo vivo a unas cuadras y que por favor me dejara pasar pues de
verdad estaba enfermo y debía tomar una medicina. Inicialmente un joven amable
me dice que sí, que me había visto por el sector y sabía que no mentía, pero
inmediatamente una horda enfurecida lo regaña y de paso empieza a insultarme
con un discurso digno de un comunista de los años 60. Yo simplemente doy reversa
y busco una vía alterna.
Así
muchos se encuentran a protestantes enfurecidos y rabiosos que buscan
"protestar" con fuerza y destrucción. Porque los que hablan de
diálogo y racionalidad no marchan señores, ellos están negociando o en la
televisión. Los que protestan son personas por lo general llenas de odio y
resentimiento que alimentan el círculo vicioso que describí. Los Mockus, los
Carlos Gaviria, los Jaime Garzón que a cada rato son usados como ejemplos de
tolerancia en las redes sociales y las pancartas no marchan; sí en cambio
marchan muchísimos vándalos tan despreciables y burdos como los guerrilleros de
las FARC los Paramilitares o un Senador que nos roba y destruye sin piedad ¿Qué
los diferencia acaso? ¿Una ideología? ¿O los iguala su irracionalidad de lograr
lo que sea por la fuerza y sin la más mínima idea de decencia y respeto por el
otro? Protestar no es sinónimo de ser delincuente señores. Este país está
condenado porque por más nobles que sean las ideas siempre las impondremos a la
fuerza e irrespetando la vida y dignidad de los demás. Sin duda hay marchas
pacíficas, lo acepto, pero lo de ayer fue vandalismo e irrespeto puro. Luego se
pretende no estigmatizar al que protesta, pero de primera mano me encontré con
una realidad que se debe denunciar, la desigualdad no debe ser reparada con el
insulto, la violencia y la destrucción. Acusan al Estado de violador de
derechos pero caen en su mismo juego ¿quién es el delincuente ahora?
¡LA
VIOLENCIA NOS IGUALA AL DELINCUENTE! Es hora de que lo entiendan, la violencia
nunca legitimará nada, porque mientras un protestante insulte, destruya y
agreda a otra persona será tan odiado e indeseable como un guerrillero, un
paramilitar o un político corrupto. No caigan en la lógica del enemigo.