martes, 11 de septiembre de 2007

El sueño es una segunda vida. No he podido franquear sin estremecerme las puertas de marfil o de cuerno que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte; un aturdimiento nebuloso se apodera de nuestro pensamiento, y no podemos determinar el instante preciso en que el yo, bajo otra forma, continúa la obra de la existencia. Es como un subterráneo tenebroso que se ilumina poco a poco, y en el que se desprenden de la sombra y de la noche las pálidas efigies gravemente inmóviles que habitan la estancia del limbo. Luego el cuadro toma forma, una nueva claridad ilumina y pone en movimiento esas apariciones singulares: el mundo de los Espíritus se abre para nosotros.
Gérard de Nerval.

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