viernes, 29 de febrero de 2008

Maximato cubano.

Entre 1928 y 1934, en México, al dejar el poder el Presidente Plutarco Elías Calles, fundador el Partido Nacional Revolucionario (hoy PRI) y con él de un régimen político basado en estructuras corporativistas de inspiración netamente fascista, aún no desmontadas, se instauró en México el llamado Maximato, en el cual Calles, en su calidad de jefe máximo de la revolución, continuó dirigiendo los destinos de México a través de tres sucesivos testaferros que fungían como presidentes. Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, fueron los tres presidentes del maximato, periodo en el cual fue acuñada la popular conseja «aquí vive el Presidente, pero el que manda vive en frente», inscrita alguna vez por mano anónima en la residencia de uno de los títeres.

Pues bien, la renuncia de un obseso del poder como Fidel Castro, dictador cubano desde 1959, al nombramiento oficial como primer mandamás de la isla, no deja de ser un asunto de cálculo político. Fidel deja en manos de su hermano Raúl el nombramiento formal, pero conserva para sí el carácter de última instancia decisoria. A este caso se aplica perfectamente la vieja conseja del maximato mexicano: aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente. Raúl preside, Fidel manda.

Esta nueva forma de división del poder en Cuba mantiene el poder absoluto en la persona de Fidel, pero releva a éste del desgaste físico que implica el carácter formal de dirigente, aun cuando continúe ejerciendo el poder tras bambalinas.

El régimen cubano cree haber encontrado una fórmula para lograr una transición que garantice su continuidad y con ella, por supuesto, la conservación del poder en las mismas manos. Se trata de un ensayo de transición en la que aparece una persona distinta a la de Fidel con ciertos poderes pero éste, mientras continúa con vida, mantiene en la sombra la última palabra.

Fidel no es eterno y él lo sabe. No parece restarle mucho tiempo de vida. No se trata de un generoso desprendimiento del poder absoluto que ha detentado durante casi medio siglo, sino de un inteligente cálculo que podría representar la única tabla de salvación del régimen castrista, al menos por algún tiempo después de que ocurra, como tendrá que ocurrir tarde o temprano, el deceso del dictador.

 Dicen que más vale ser historiador que profeta. Con el tiempo veremos si esta astuta medida consigue su objetivo.

jueves, 28 de febrero de 2008

La democracia no consiste ya sólo en la dimensión política que le confiere la forma representativa y mayoritaria de la producción legislativa, que, a su vez, condiciona la vigencia de las leyes, sino también en la dimensión sustancial que le imponen los principios constitucionales, mismos que vinculan el contenido de las leyes, condicionando su validez sustancial a la garantía de los derechos fundamentales de todos.

Luigi Ferrajoli.



La democracia sustituye las designaciones que afectúa una minoría corrompida por las elecciones que efectúa una mayoría imcompetente.

George Bernard Shaw

jueves, 21 de febrero de 2008

La verdad, a mí no me sorprendió el anuncio que sobre su retiro hizo Fidel Castro. Lo cierto es que el dictador se quita para no quitarse. Transmite a su hermano el poder cuando él todavía está presente y tiene la fuerza necesaria para impedir cualquier asomo de disidencia que pudiera derivar de la transición. Así las cosas, con ese cambio nada va a cambiar. Para los cubanos que viven en la isla Fidel ha sido un dios. Raúl, modesto apóstol, no podrá quitarle ni el punto a la i del nombre de esa divinidad, so riesgo de ser tildado de reformista, y hasta de traidor a la Revolución. Dicho de otra manera, Fidel seguirá gobernando después de retirado, y aun después de muerto, si se decide a dejar el mundo durante el mandato de su hermano. Será hasta que termine esta especie de regencia de Raúl cuando los cubanos podrán aspirar quizás a un cambio que mejore las duras condiciones en que han vivido desde que Castro cambió la dictadura de Batista por la suya propia. No sé si el tiempo me dará la razón. Si no, ya me las entenderé yo con el tiempo...

Armando Fuentes Aguirre «Catón».

viernes, 1 de febrero de 2008

Busquemos como buscan los que aún no han encontrado, y encontremos como encuentran los que aún han de buscar.


San Agustín
El ser contingente no es un ser necesario. Lo creado no es algo absoluto. Pero es la bondad de lo creado -creado contingente y, por tanto, no necesario- la que nos revela el amor como motivo de la creación. El amor es el motivo de la creación y, en consecuencia, el amor es el motivo de la Alianza. Podría decirse que, dentro de este último se encuentran, en la misma raíz, el eterno plan de salvación, como concreción del amor de Dios hacia el hombre, y la trascendencia personal del hombre en relación con todo lo creado.

Karol Wojtyla