lunes, 6 de agosto de 2007

… la búsqueda de la identidad puede seguir diferentes caminos. Uno primero surge del temor obsesivo a la disolución de la propia identidad desde el momento en que entra en contacto con el otro, el diferente, y busca su preservación a través del aislamiento, defensivo en algunas ocasiones, que lleva al atrincheramiento que evite el menor contacto con los otros, por medio de la multiplicación de normas y el recurso a todo tipo de cordones de seguridad; aislamiento agresivo y polémico en otros casos, que lleva el deseo de mantener la propia identidad hasta la negación y la eliminación del otro, como sucede en determinadas posturas fundamentalistas. Tal actitud, a fuerza de multiplicar las barreras y las rejas, termina convirtiendo la propia casa en prisión de quienes la habitan. Mantenida con tales procedimientos, la identidad termina fosilizándose y eliminando toda posibilidad de comunicación con el exterior.
...La identidad así vivida, así buscada, no se afirma en un movimiento de retracción, de aislamiento, autosuficiencia y autarquía plena. Se recibe, por el contrario, del otro y se renueva permanentemente en la relación con él.

Juan Martín Velasco

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