viernes, 24 de agosto de 2007

El Derecho en general y el Derecho Público en particular tratan, en efecto, del poder. Su objeto es encauzar y disciplinar los cursos de acción que de otro modo, pondrían inevitablemente en marcha sin limitación alguna todos aquellos que, por una u otra circunstancia, se encontraren en un momento dado en posición de imponer a los demás su propia voluntad y su particular interés. Racionalizar el ejercicio de poder y tratar de hacerlo compatible con la libertad de todos y cada uno asegurando así la paz colectiva es, en mi opinión, la meta próxima del Derecho; la Justicia con mayúsculas es, en cambio su horizonte utópico, su programa máximo, su (inexcusable) referente último, una guía, ciertamente imprecisa, como lo es el norte al que la brújula apunta en su permanente oscilación, aunque, a pesar de ello imprescindible.

Tomás-Ramón Fernández

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