jueves, 28 de enero de 2010

Hay una especie de hombres cuyos rostros son semejantes a la espuma sobre la superficie de un agua estancada, que se mantienen en un mutismo obstinado, con objeto de darse una reputación de sabiduría, de gravedad y profundidad [...] Sé de esos que solo deben su reputación de sabios a que no dicen nada, y que, si hablaran, inducirían, estoy muy cierto, a la condenación a aquellos de sus oyentes que se inclinan a tratar a sus hermanos de locos. Te diré más sobre el asunto en otra ocasión; pero no vayas a pescar con el anzuelo de la melancolía ese agobio de los tontos, la reputación.
William Shakespeare
(Graciano)
El mercader de Venecia.

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