Un caso particular del síndrome de Otelo – suspicacia exacerbada- es el de esos privilegiados que no necesitan aprender nada, porque todo lo saben de antemano…incluso lo más recóndito: los pensamientos del prójimo.
Ricardo Medina Macías
¿Saber infuso?
4 de febrero de 2008.
www.ideasalvuelo.blogspot.com
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