lunes, 6 de octubre de 2008

No se puede amar con segundas intenciones [...] quien ama sin humildad pone una gran carga sobre los hombros del otro [...] dos personas demasiado orgullosas pueden sufrir mucho si están juntas.
Sándor Márai
La mujer justa.

1 comentario:

Martín Garrido dijo...

Yo tuve una novia muy orgullosa que se pasaba la vida dándome por saco con el rollo de que ella era una modelo maravillosa... y yo un artista con mucha suerte por tenerla al lado. Su orgullo era en realidad complejo de inferioridad, un complejo absurdo, la verdad, que al final acabó volviéndola loca de los celos... Menos mal que la perdí de vista.