viernes, 21 de agosto de 2009

El arte de argumentar se adquiere, es la mejor escuela de la democracia. Nuestro problema es que no argumentamos, estamos parados en los suburbios de la inteligencia. Frente a la indigencia del pensamiento en nuestro país, sólo presentamos desnudez y miseria. ¿Acaso la lógica es conciliable con la política? Quizá no hay hombres de Estado entre nosotros, quizá sólo hay pequeñas personas con pequeños cálculos a su altura, actores que no logran salir de sus papeles secundarios. Se acabó el Estado-padre, sólo quedan estados-madres que no amenazan a nadie, sino que seducen y amamantan; un sistema de matriarcado en política, ejercido por hombres que se comportan como nanas, que han sido escogidos por sus capacidades lecheras, sus pechos simbólicos. La nana es la figura central del sistema mexicano. Nuestro paisaje nacional está poblado de Ofelias, parece no haber un solo Hamlet. Tampoco basta con nombrar las causas del problema para que éste se resuelva; no basta con decir que la violencia encuentra su fuente en las injusticias sociales para que disminuya. Necesitamos que los culpables sean castigados, que el Estado dé prueba de su autoridad.

Ikram Antaki
El manual del ciudadano contemporáneo.

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