jueves, 21 de febrero de 2008

La verdad, a mí no me sorprendió el anuncio que sobre su retiro hizo Fidel Castro. Lo cierto es que el dictador se quita para no quitarse. Transmite a su hermano el poder cuando él todavía está presente y tiene la fuerza necesaria para impedir cualquier asomo de disidencia que pudiera derivar de la transición. Así las cosas, con ese cambio nada va a cambiar. Para los cubanos que viven en la isla Fidel ha sido un dios. Raúl, modesto apóstol, no podrá quitarle ni el punto a la i del nombre de esa divinidad, so riesgo de ser tildado de reformista, y hasta de traidor a la Revolución. Dicho de otra manera, Fidel seguirá gobernando después de retirado, y aun después de muerto, si se decide a dejar el mundo durante el mandato de su hermano. Será hasta que termine esta especie de regencia de Raúl cuando los cubanos podrán aspirar quizás a un cambio que mejore las duras condiciones en que han vivido desde que Castro cambió la dictadura de Batista por la suya propia. No sé si el tiempo me dará la razón. Si no, ya me las entenderé yo con el tiempo...

Armando Fuentes Aguirre «Catón».

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